Fábula del corredor adaptada a Runningpacense

Un día pasa un corredor popular ( véase Runninpacense) por casa de un amigo (David Matraca)  y le pide consejo como entrenador con experiencia que es: David, ¿qué me debo cambiar en mis entrenamientos? Yo entreno y entreno y no mejoro, cada vez me veo peor, y eso que intento esforzarme más y más, pero cada vez estoy peor. Estoy nervioso, inquieto, me despierto por las noches, estoy cogiendo peso, poco, bien es verdad, pero es que casi no, suelo estar de mal humor, me siento frustrado.

Una vez analizada la situación de forma pormenorizada, me encuentran un “síndrome de sobreentrenamiento” de libro: intensidades de entrenamiento excesivas, falta de carbohidratos en la comida, ausencia o mala ejecución de trabajos de acondicionamiento físico general (elasticidad, fuerza, técnica, etc.), falta de trabajo de recuperación, etc…

Tras estudiar los distintos aspectos, se me realiza un plan de trabajo de cara a mi próximo maratón. A saber: debo tomarte un respiro, de un par de semanas al menos, recuperarme de mi fascitis plantar y a partir de ahí, empezar con un plan de trabajo mejor estructurado, y correctamente tutelado por un profesional del entrenamiento.

La mayor sorpresa viene por el hecho de que se me aconseja entrenar a mas intensidad, algo menos de volumen, menos competiciones y mejor elegidas, y trabajo invisible: estiramientos, fuerza, cuidada nutrición, etc., dentro del plan de trabajo prescrito.

Como ha sido suficientemente convincente, el “aplicado corredor” hará caso, lo que va a significar que cuando salga a entrenar, sistemáticamente sus compañeros van a dejarlo atrás, y él, con la escusa de que eso es lo que le ha dicho su “entrenador personal”, lo va a llevar más o menos (verte superado por oros corredores es algo que duele), aunque siempre con alguna duda.

Como quiera que el trabajo, con el paso de las semanas, se va realizando adecuadamente, perderé peso graso y ganaré masa muscular, mejore mi capacidad aeróbica, habré podido hacer los entrenos de potencia aeróbica y potencia anaeróbica a las intensidades adecuadas (porque ya no estaré tan cansado), recuperé mejor, dormiré mejor, estaré de mejor humor, iré cogiendo confianza en lo que estoy haciendo.

Un buen día me tocara competir (la competición objetivo, el maratón soñado), y para ese día va con los deberes hechos (descansado, con mis reservas llenas, de buen humor –con las dudas lógicas que tenemos antes de competir-) y saldré, según mi estrategia de carrera, de menos a más. Por tanto, mis compañeros de entrenamiento volverán a salir por delante. Pero, llegada mitad de prueba, de forma progresiva los iré adelantando uno a uno y terminaré por delante de ellos y encima con sensación de que podría haber hecho más, y sobre todo, habré disfrutado del maratón.

Los compañeros, que llegaran por detrás, algunos exhaustos, otros apajarados, me verán en meta tan contento. Una vez han vuelto a la calma me preguntaran:

¿Y A TI QUE TE HA DADO DAVID?

Comentarios

  1. Con los deberes de David y las ganas que tu tienes de hacer las cosas bien, el éxito llegara pronto.
    Juan recibiste las fotos?

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  2. Todo desprende mucha cordura. David te llevará a buen puerto.

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  3. Ojalá se cumpla todo. Seguro que si sigues sus indicaciones y con disciplina llegarás donde te propongas. Seremos testigos de ello.

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  4. La temporada es larga y hay mucho tiempo, ten paciencia Juanpe que la progresión que quieres llegará.

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  5. Sera bonito ver tus avances con la mano invisible del gran David,que complicado es contenerse cuando el cuerpo pide mas pero suerte y a por ello¡¡¡.

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