Sobre la medición de distancias en el entrenamiento

La medida de distancia durante el entrenamiento nos permite averiguar el ritmo de carrera y calibrar nuestro ritmo tanto en sesiones de entrenamiento como en las competiciones.
El mecanismo tradicional y de menor coste consiste en correr en circuitos ya calibrados, como una pista de atletismo. Sin embargo debido a la dificultad de acceso a las pistas y a la distancia de vuelta (400 m) este método no es cómodo para entrenamientos de intensidad moderada y mayores distancias, como las series de 1000 metros o más. Como alternativa de bajo coste y gran precisión siempre se han realizado mediciones con cinta métrica (habitualmente de 50 m) señalando circuitos de multitud de distancias, desde 1000 hasta 5000 metros e incluso más. Las ventajas de estos circuitos radican en el hecho de que su ubicación física puede ser cualquiera, adaptándose a los sitios de entrenamiento habitual de cada corredor y permitiendo circuitos en la naturaleza que incluyan pendientes y trabajar con cargas. El problema principal es el trabajo que conlleva realizar la medición.

La tendencia a la tecnificación del entrenamiento nos está llevando a monitorizar continuamente distancias, ritmos, pulsaciones, … lo que unido al gran número de kilómetros semanales que realizan los corredores de fondo en el entrenamiento nos lleva a buscar mecanismos de monitorización portables como pulsómetros, GPS, acelerómetros, etc… Sin embargo, este tipo de sistemas de monitorización deben ser manejados con cuidado por parte del corredor, buscando siempre el grado de precisión óptimo a un precio razonable. En este sentido, podemos distinguir dos tipos de sistema diferentes: aquellos basados en GPS y los basados en sensores tipo acelerómetros. La precisión y coste de los primeros es muy dispar en función de la marca y modelo que se elija. Los principales parámetros que influyen en la precisión de los sistemas basados en GPS son: número de satélites que recibe, frecuencia de lectura de posición y algoritmo de cálculo propio de cada fabricante. El número de satélites recibidos depende fuertemente de la zona en la que se entrena (entre edificios altos la precisión disminuye) y la sensibilidad del receptor (muy ligada a la superficie de recepción y a la amplificación de la señal recibida, y por tanto, al consumo de baterías del dispositivo). La frecuencia de lecturas de posición del GPS influye directamente en el consumo de baterías (cada lectura implica amplificación de la señal recibida) y en la precisión para la trazada de curvas (mayor precisión cuanto más frecuencia de lectura de posición del GPS). Normalmente los sistemas de GPS de alta calidad utilizan algoritmos de interpolación de posición entre lecturas que recurren a trayectorias no lineales, como los splines o funciones cúbicas. En general, podemos concluir que un buen GPS debe tener: un fabricante fiable (con trayectoria en el mercado de GPS completo, es decir, presencia en ámbitos como el aeronáutico, topografía, …), una buena batería (cuanto mayor duración mejor, ya que permite al fabricante optar por una mayor precisión), y que el dispositivo esté dimensionado para los requisitos específicos de running. En este sentido, fabricantes como GARMIN ofrecen una alta fiabilidad, aunque evidentemente, el precio de esta marca también resulta bastante elevado: ¡he aquí el equilibrio del mercado!.

En otro orden de productos para medición de distancia/ritmo podemos encontrar los sensores, entre lo que se encuentran ampliamente extendido el de nike +. Si buscamos en wikipedia (versión inglesa) ( http://en.wikipedia.org/wiki/Nike%2BiPod ) podemos encontrar los principios de funcionamiento de estos dispositivos. Básicamente se basan en un sensor incorporado en la suela de la zapatilla que mide el periodo de tiempo que el pie está en reposo (sin aceleración). Este periodo es inversamente proporcional a la velocidad a la que se corre (cuanto más rápido el tiempo de apoyo del pie en el suelo es menor). El sensor emite vía radio este valor en cada paso, lo que es recogido y tratado por dispositivos como la sportband o iPod. Si bien esta técnica es bastante reducida en precio (sobre unos 60 euros) su precisión también es discutible. En primer lugar la ubicación del sensor debe ser en una zapatilla de la marca Nike, lo que obliga a entrar en un mercado cautivo. Como alternativas al uso de zapatillas de esta marca tenemos distintas ‘bolsas’ que permiten amarrar el sensor a la parte de los cordones en otras zapatillas. Sin embargo, para tener una precisión similar a la ofrecida por el fabricante, tanto el amarre como la propia envoltura deben asegurar que no hay movimiento ninguno del sensor durante la pisada, lo cual se hace ciertamente difícil. Con independencia de esto, los resultados dependen fuertemente del tipo de pisada, del ritmo e incluso del terreno, por lo que el sensor debe ser recalibrado para distintos escenarios. De hecho la marca te aconseja comprar diversos sensores y calibrarlos para distintos tipos de sesiones. Podemos concluir, por tanto, que este tipo de dispositivos dan unos resultados muy aproximados (en especial cuando se utilizan en otras zapatillas que no son Nike), y útiles tan sólo para un tipo de entrenamiento (tiradas largas, por ejemplo).

Existe una tercera alternativa de coste cero y cuyo uso recomiendo encarecidamente: google maps ( http://maps.google.es ) para medir circuitos. En su última versión, en la parte de configuración podemos encontrarnos con la opción: Maps Labs, que nos ofrece herramientas en fase de experimentación entra las que se encuentra una de medición de distancias. Si la seleccionamos, junto a la escala del mapa de satélite disponemos de una pequeña regla que nos permite ir midiendo la trayectoria que dibujemos en el mapa. Por tanto, es cuestión de buscar nuestros lugares favoritos de entrenamiento, dibujar la trayectoria con la mayor precisión posible (haciendo uso del zoom) y marcar los puntos de interés. Las pruebas que he realizado me dan una variación de 2 metros sobre 400m de una pista de atletismo y 3 metros sobre un circuito de 1000m medido con GPS de GARMIN. Creo que esta tercera opción nos da la posibilidad de calibrar nuestro ritmo libremente, con una precisión razonable, sin coste alguno y evitando la ‘obsesión’ por conocer el ritmo en cada minuto de entrenamiento. Con respecto al pulsómetro sólo puedo decir que la banda wearlink+ de polar tiene, a mi gusto, el equilibrio perfecto entre precisión y comodidad.

Espero que os sirva de ayuda. Un saludo.

Comentarios

  1. me toco acompañar, mejor dicho escoltar, hace un par de años a los jueces para medir una media maratón y lo hacían con el cuenta kilómetros de una bicicleta que tenían que ir calibrando cada 300 metros. y no sé yo cuantas vueltas dimos para no equivorse según ellos en un centimetro de los 21 kms... Que desesperación... luego estoy harto de ir a carreras que te dicen una distancia y hay un margen de error de unos mas menos 500 metros... Saludos!!!

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  2. Muy interesante, la verdad es que cada ve estamos más atados a los "cacharros". En cuanto a la aplicación de google maps, hay páginas específicas de running que lo aplican, yo uso esta: http://www.usatf.org/routes/map/
    donde puedes guardar tus rutas y consultar otras de otros usuarios.

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  3. Rafa, felicitarte por tu articulo, me ha encantado. Coincido contigo plenamente. Sabes que en esta media maratón cometí el error de fiarme de la velocidad y distancia medida por mi sportband de Nike. Esto supuso correr mucho mas lento de lo planificado, marcaba como ritmo 5:00 min/km, cuando corríamos a 5,15 min/km. La distancia del corrido medida por este acelerometro fue de 22 km con 500 metros, un error mayúsculo si quieres competir una media. ¿Cual ha sido mi decisión? Guardar la soprtband en un cajón, devolver sportwatch de Nike (que tan mal resultado me ha dado) y comprarme un reloj GPS de garmin, en concreto el modelo 310 XT HR. Espero haber acertado. Un saludo

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